lunes, 26 de enero de 2009

Norte de Neuquen





























En enero de 2009 emprendimos este viaje al norte de Neuquen, gracias a los datos aportados por Daniel Fontana desde su blog "Dos 2".

El viaje lo realizamos en un Gol, donde marchamos 4 amigos (Angel, Daniel, Mariano y yo), en la misma ruta del Rally Dakar, por lo que nuestro trayecto hasta General Acha se viò acompañado por una turba de gente y autos y camiones.
Al llegar a Acha buscamos denodadamente alojamiento pero no lo conseguimos, precisamente debido a la llegada del Rally, asì es que a las 20:30, sin posibilidades ciertas, nos embarcamos en la ruta Conquistadores del desierto, para ver si tenìamos mejor suerte en 25 de mayo. Esta ruta se caracteriza por lo tremendamente aburrida, derecha, sin poblados(aunque han aparecido algunos parajes y una estaciòn de servicio en el ùltimo año). Realmente no recomendable encararla a esa hora, porque tenès todo el sol de la tarde de frente, pero bueno... no tenìamos otra alternativa. Llegamos agotados a las 23, y tomamos una especie de cabaña en el ùnico hotel al final de la ruta (por cierto bastante caro!!).
A la mañana siguiente encaramos la ruta hacia Huinganco, nuestro destino final, pero siempre se nos suman acontecimientos. al llegar a Neuquen decidimos visitar una familia amiga en Centenario, y al llegar a su chacra, nos convidaron con una picada y una charla que terminò cambiando nuestros planes. Nuestras amigas Ale y Rita habìan viajado hasta allì en micro, y como debìan esperar una combinaciòn hacia Chos Malal, decidimos buscarlas para almorzar. Todo esto llevò a que salièramos a las 18 deNeuquen, pensando que en unas 4 horas llegarìamos, pero el chiste culminò a la 1 y 30, luego de un "perdidos en el bosque" de varios kilòmetros.
Finalmente arribamos a Rayen -Mapu, un minicomplejo de cabañas y camping, donde jorge, Salvador y Magda nos brindaron toda la atenciòn e informaciòn para disfrutar de este magnìfico lugar.

Huinganco es denominado el Jardìn del Neuquen, porque allì fueron plantados experimentalmente miles de pinos conormando un bosque que creo un clima muy especial, con mucho verde y frescura, en medio del desèrtico paisaje rondante. A sòlo 8 kilòmetros de Andacollo, cabecera del departamento Minas, este poblado de apenas 500 habitantes es un paraìso. Rodeado por las aguas turbias del rìo Neuquen y vigilado por el Cerro Corona, no ha sido reconocido aùn turìsticamente, por lo que no cuenta con bares, restaurantes o algun servicio similar, pero sì con la ambilidad y simpatìa de su gente, que se desviven por ayudar al curioso turista que los visita.

Desde aquì pudimos realizar varias excursiones (aunque hay que rebuscàrselas para conseguir los medios): se puede visitar el mirador del Cerro San Pedro, en un paseo que no demanda màs de una hora y tener una vista espectacular de la zona. Escalar el Cerro Corona, tiene su dificultad, por lo que se debe acompañar por un guìa, pero compensa con una hermosa laguna a metros de la cumbre. Tambien estan el Cerro de La Cruz, la piscifactorìa y la fàbrica de dulces.
En la primer quincena de enero se da la fiesta de la veranada en Andacollo, donde se dan varios espectàculos festejando la labor de los crianceros, que todos los veranos arrean su ganado (especialmente chivos) hacia las zonas màs altas, de mejores pasturas, para devolverlos, luego, en la invernada.

Los poblados cercanos tambien tienen sus encantos, como Nehueve, Bella Vista, dos parajes frente a un rìo cristalino. Las Ovejas es el ùltimo pueblo a donde llegan los micros, pera la ruta de ripio continùa aùn màs, hasta llegar a Varvarco, al pie del Domuyo, el volcàn màs alto de la provincia, aunque menos famoso que su colega el Lanin. Este lugar, con sus fumarolas y gèiseres es uno de los lugares màs preciosos que he visitado en Argentina. Un cielo increìble, la confluencia de los rìos Varvarco y Neuquen, el fabuloso Cajòn del rìo Atreuco, Los Bolillos (formaciones rocosas que simulan monjes en pleno rezo) y las aguas termales en Aguas Calientes.

Transitar estos paisajes, a veces hasta engalanados con la presencia de un còndor, es un plàcer tan indescriptible, que sòlo el silencio y la mirada lejana nos permite comprender su magnitud.
Una semana fue poco tiempo para disfrutar de esta zona (aunque el viaje continuò), pero me llevo las imàgenes hermosas de un Neuquen distinto, fuera de los circuitos habituales, que te permite adntrarte en la aventura.